jueves, 7 de marzo de 2013

Alimentación en el Síndrome Premenstrual



Hasta el día de hoy, no se ha logrado identificar la causa exacta del SPM, pero el hecho es que los cambios en los niveles hormonales, juegan un papel importante en el desarrollo de este síndrome.
Los síntomas más comunes del SPM abarcan: distensión abdominal, cólico, sensibilidad en los senos, estreñimiento o diarrea; ansiedad por comer, dolor de cabeza, cambios de humor, irritabilidad, entre otros.
Para muchos de estos síntomas, la única solución son los medicamentos antiinflamatorios y en algunos casos, antidepresivos. Sin embargo, estudios han demostrado que los cambios en el estilo de vida, pueden mejorar considerablemente la gravedad de los síntomas.
Tania Aguilar, Nutrióloga del Instituto de Nutrición y Salud de Kellogg’s (INSK), presenta algunas recomendaciones dietéticas que han mostrado tener un efecto positivo sobre el SPM.

Aumentar el consumo de magnesio
Se ha observado que los niveles de este mineral, suelen ser bajos en el periodo premenstrual. Algunos de los alimentos que lo contienen y que se recomienda su consumo son: almendras, semillas de girasol y el germen de trigo.

Revisar el consumo de calcio
Aunque se sabe que el calcio es un nutrimento muy importante en la dieta de la mujer, durante el SPM, el calcio suele estar asociado al metabolismo de hormonas y neurotransmisores, relacionados con este síndrome; por lo que es importante prestar especial atención al consumo de alimentos altos en calcio, como las verduras de hoja verde, los lácteos y las sardinas.

Añadir vitamina D
Esta vitamina trabaja en conjunto con el calcio, por lo que es importante también incluirla en la alimentación, u obtenerla mediante la exposición al sol.
Hacer alguna actividad física al aire libre, ayudará a obtener la vitamina necesaria; además de que ayuda a estar activa y favorece que algunos síntomas del SPM disminuyan.

Consume vitamina B6
Esta vitamina desempeña funciones importantes en el organismo, dentro de las que se incluyen la síntesis de neurotransmisores, involucrados en el control de la depresión, la precepción de dolor y la ansiedad asociados al SPM, y la puedes encontrar en los frijoles, el huevo, los cereales, el pescado y la carne.

Incluir triptófano en la dieta
Este es un aminoácido esencial contenido en varios alimentos. Estudios han demostrado que un adecuado suministro de triptófano, se ha relacionado con la disminución en los síntomas del SPM.
Dentro de los alimentos que contienen este aminoácido se encuentran el huevo, la leche, las semillas de girasol, las pepitas de calabaza, el ajonjolí y los cacahuates.
Existen varios nutrimentos involucrados en la disminución de los síntomas del SPM, de manera que, una alimentación equilibrada y que contenga todos los grupos de alimentos, será muy favorable para controlar este síndrome.
De igual forma, el realizar alguna actividad física, es importante para evitar el mal humor y la ansiedad que comúnmente se asocian al SPM. Recuerda siempre acudir al ginecólogo si los síntomas persisten.

Fuente:
www.insk.com
Febrero

miércoles, 20 de febrero de 2013

Una Mala Nutrición Puede Afectar el Sueño

Investigadores hallaron que ciertos nutrientes podrían desempeñar un rol en la duración del sueño. Y también concluyeron que las personas que consumen una amplia variedad de alimentos (un indicador de una dieta saludable en general) tenían los patrones de sueño más sanos.
“Aunque muchos reconocemos inherentemente que hay una relación entre lo que comemos y cómo dormimos, ha habido pocos estudios científicos que han explorado esta conexión, sobre todo en una situación del mundo real”, comentó Michael Grandner, profesor de psiquiatría y miembro del Centro de Neurobiología del Sueño y Circadiana de la Facultad de Medicina Perelman de la universidad.
En general, sabemos que los que reportan entre siete y ocho horas de sueño por noche son los más propensos a experimentar una salud y un bienestar globales mejores, así que simplemente planteamos la pregunta de si había diferencias en la dieta entre los que reportaban unos patrones de sueño más cortos, más largos, o estándares.
Grandner y colegas analizaron datos de la Encuesta nacional de examen de salud y nutrición de EE. UU. de 2007 y 2008, y hallaron que los que dormían poco (de cinco a seis horas por noche) consumían la mayor cantidad de calorías, seguidos de los que tenían un sueño normal (de siete a ocho horas), los que dormían muy poco (menos de cinco horas), y los que dormían mucho (nueve o más horas).
En cuanto a la ingesta de una dieta bien equilibrada, los que tenían un sueño normal consumían la dieta más variada, y los que dormían poco consumían la dieta menos variada, según el estudio, publicado en línea como adelanto de su aparición en la edición impresa de la revista Appetite.
Un sueño muy corto se asoció con una menor ingesta de una sustancia llamada licopeno (que se halla en los alimentos de color rojo y naranja, como los tomates), de carbohidratos totales y de agua de la llave. Un sueño corto se asoció con una ingesta más baja de vitamina C, agua de la llave, selenio (un mineral que se halla en los frutos secos, la carne y los mariscos) y una ingesta más alta de unos nutrientes hallados en las verduras de hojas verdes (llamados luteína y zeaxantina).
Un sueño de larga duración se asoció con una menor ingesta de una sustancia que se halla en el chocolate y el té (llamada teobromina), una grasa saturada llamada ácido dodecanoico, la colina (que se halla en los huevos y en las carnes grasas), carbohidratos totales, y una mayor ingesta de alcohol.
En general, las personas que duermen de siete a ocho horas cada noche difieren en cuanto a la dieta, en comparación con las que duermen menos o más. También encontraron que un sueño de duración corta o larga se asocia con una menor variedad de alimentos.
Grandner apuntó que esta será una importante área a explorar en un futuro, porque se sabe que un sueño de duración corta se asocia con unos malos efectos de salud, lo que incluye el aumento de peso y la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.
También se sabe que las personas que duermen demasiado experimentan consecuencias negativas de salud. Si podemos determinar la mezcla ideal de nutrientes y calorías para fomentar un sueño sano, la comunidad de la atención de salud tiene el potencial de hacer una diferencia importante en la obesidad y otros factores de riesgo.
Fuente:
Perelman School of Medicine at the University of Pennsylvania
Febrero 6, 2013

sábado, 3 de noviembre de 2012

Abusar de Carbohidratos y Azúcares Puede Aumentar el Riesgo de Deterioro Cognitivo



Así lo demostraron los investigadores de la Clínica Mayo en un estudio publicado en 'Journal of Alzheimer's Disease'.
De este modo, el estudio, financiado por el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, destaca la importancia de seguir una dieta equilibrada, afirma el autor principal Rosebud Roberts, epidemiólogo de la Clínica Mayo, quien subraya la importancia de que la dieta sea equilibrada en cuanto a la proporción de proteínas, carbohidratos y grasas, porque cada uno de estos nutrientes cumple una función importante para el organismo.
Los investigadores hicieron un seguimiento de 1.230 personas de edades comprendidas entre los 70 y los 89 años, que proporcionaron información sobre su alimentación durante el año anterior. Un equipo especializado compuesto por médicos, enfermeras y neuropsicólogos evaluó la función cognitiva de los participantes en el estudio.
A los 940 que no mostraron signos de deterioro cognitivo se les pidió que volvieran a someterse a evaluaciones de seguimiento. Después de casi cuatro años de investigación, 200 de los citados 940 empezaron a mostrar un deterioro cognitivo leve así como problemas de memoria, lenguaje, pensamiento y juicio superiores a los habituales para la edad.
Así, quienes indicaron consumir las tasas más altas de carbohidratos al comienzo del estudio tenían 1,9 veces más posibilidades de desarrollar un deterioro cognitivo leve que aquellos con una ingesta inferior de carbohidratos. Por otro lado, los participantes con mayor consumo de azúcar tenían 1,5 veces más probabilidades de sufrir deterioro cognitivo leve que quienes indicaban los niveles más bajos.
Igualmente, las personas cuya alimentación era más rica en grasas presentaban un 42 por ciento menos de probabilidades de desarrollar deterioro cognitivo con respecto a las personas con el nivel de consumo de grasas inferior, y quienes consumían alimentos con mayor contenido proteínico redujeron el riesgo a un 21 por ciento.
Teniendo en cuenta la ingesta total de grasas y proteínas, las personas con mayor consumo de carbohidratos tenían 3,6 veces más posibilidades de desarrollar un deterioro cognitivo leve. Una ingesta alta de carbohidratos podría resultar nociva para el ser humano, porque los carbohidratos repercuten en el metabolismo de la glucosa y la insulina.
Dicho esto, ha precisado que el azúcar estimula el cerebro, por lo que es "bueno" si se consume con moderación. En cambio, un nivel de azúcar demasiado elevado puede impedir que el cerebro realmente utilice el azúcar, similar a lo que ocurre con la diabetes de tipo 2.
Fuente:
Europa Press
Octubre 22, 2012

jueves, 15 de septiembre de 2011

Estudio Demuestra que el Yoga Ayuda a los Diabéticos

Un estudio sobre 123 adultos mayores y de mediana edad demostró que los que sumaban clases de yoga al tratamiento habitual adelgazaban algunos kilos en tres meses y mantenían estables los niveles promedio de azúcar en sangre, a diferencia de un grupo de control que no realizó yoga.
Los resultados, publicados en la revista Diabetes Care, no sugieren que el yoga debería reemplazar otro tipo de ejercicio en estos pacientes. Cuando se trata de adelgazar muchos kilos y controlar el azúcar en sangre, el ejercicio más intenso da mejor resultado, como indicó Shreelaxmi V. Hegde, del Instituto y Centro de Investigación en Ciencia Médica Srinivas, en Bangalore, India.
En los 60 participantes que hicieron clases de yoga varias veces por semana, el índice de masa corporal o IMC promedio bajó de 25,9 a 25,4 (un valor entre 25 y 30 indica sobrepeso).
"El efecto del yoga en el IMC y el control del azúcar en sangre fue moderado. Pero el yoga mantuvo estable el azúcar en sangre, que aumentó en el grupo de control", dijo Hegde, autora principal del estudio.
El equipo observó también signos de una reducción del estrés oxidativo en el grupo tratado con yoga.
El estrés oxidativo provoca el aumento de los niveles de radicales libres, que son derivados de la energía que utilizan las células, sin que el organismo pueda neutralizarlos. A largo plazo, favorece la aparición de enfermedades crónicas.
El equipo determinó en los participantes los niveles en sangre de sustancias químicas del estrés oxidativo. Esos niveles disminuyeron un 20 por ciento en los que habían hecho yoga.
Hegde opinó que si esa reducción del estrés oxidativo se mantuviera en el tiempo, disminuiría el riesgo de que los pacientes tuvieran complicaciones diabéticas, como enfermedad renal y cardíaca o daño nervioso en los vasos oculares, pero se necesitan estudios para confirmarlo.
La autora explicó que el yoga reduciría el estrés oxidativo porque estimula el sistema nervioso parasimpático, que actúa como un freno del sistema nervioso simpático.
Las limitaciones del estudio son, por ejemplo, que el tipo de yoga utilizado fue suave, adaptado para personas con problemas de salud. En el mundo real, las clases varían mucho.
Los adultos mayores diabéticos pueden realizar clases especialmente diseñadas para ellos, igual que las personas con otras enfermedades crónicas. En Estados Unidos, cada vez más hospitales y centros comunitarios las están ofreciendo.
Fuente: Diabetes Care
Agosto 11,2011